Un domingo cualquiera de otoño. Te levantas por la mañana, piensas en el presente, en el pasado y en el futuro. El pasado pasado está, el presente es ese momento que estás viviendo, y el futuro es una incógnita.
El pasado no se puede cambiar, es un tiempo que se nos ha quedado lejos y muy atrás. No creo que sea necesario volver a él. No creo que sea conveniente volver a él para modificar lo que hicimos con nuestro tiempo. Lo hecho está hecho ya, lo único que podemos hacer es volver a los recuerdos. Los recuerdos: aquellos rincones de nuestra mente que, de vez en cuando, se nos iluminan y nos hacen reír o llorar.
El presente, un regalo y una realidad. Un regalo que pocas personas desenvuelven o disfrutan. Una realidad que debemos aprovechar por todo lo alto. Cada acción, cada decisión, cada mirada, cada palabra y cada pensamiento pasan a formar parte de cada instante del presente. Por eso, cada cosa que vayamos haciendo todos los días, hasta el mínimo detalle, nos debe parecer lo más importante, debe ser para nosotros algo que disfrutemos como si el mundo se fuera a terminar al minutos siguiente.
El futuro, esa X de una ecuación que queremos resolver a toda costa. Nos preocupamos de lo que nos pasará mañana, de qué será de nosotros dentro de unos meses, del tipo de personas que seremos dentro de unos pocos años. Todo sería más fácil si pensásemos que el futuro está en cada una de nuestras acciones diarias, si pensásemos que el futuro está sobre la palma de nuestras manos. El futuro está en nuestro presente.
Todos hemos pensado alguna vez en que ojalá pudiéramos viajar en el tiempo. Poder viajar al pasado a cambiar cosas que no hicimos bien, a cosas que quisiéramos volver a vivir. O bien, poder ir hacia el futuro y echar un vistazo a ver cómo somos o a ver de qué va nuestra vida. A mi, personalmente no me gustaría viajar al futuro, no me gustaría romper con esa curiosidad que siempre tengo encima. No me gustaría saber cómo soy dentro de unos años, si me habré casado, si habré encontrado al amor de mi vida, si tendré el trabajo de mis sueños o si tendré una casa espectacular. No me gustaría saber nada en absoluto. Eso sí, si trabajamos cada día por poder ser feliz en ese futuro, tened por seguro que lo seremos.
Paz Olivares.