lunes, 24 de febrero de 2014

"Vestir las joyas", una exposición reluciente


Esta vez no me ha sido posible escribir antes. Últimamente me resulta un poco difícil tener tiempo para vivir y trabajar a la vez, pero es lo que hay. Por supuesto, la semana de la moda se ha quedado fuera de mis planes esta temporada. Claro, ya os decía que estos días me ahogo en un vaso de agua y a veces no sé ni cómo sigo despierta a las nueve de la noche. But that´s life, ¿no? 

En este post reviviré un plan que hice según me desperté un día. Tenía que ir a una exposición para escribir una crónica, así que elegí algo distinto a lo que se suele hacer. Me gusta la pintura, pero nunca está de más probar algo nuevo. Así que, como la improvisación es uno de los mejores ingredientes de la vida, allí que fui: a ver joyas. 

Es verdad que la pasada semana terminaba la semana de la moda de Madrid. Cinco días de glamour y nuevas tendencias vestían la capital. La Mercedes-Benz Fashion Week es un evento que reúne a miles de amantes de la ropa. Sabemos que las pasarelas se llenan de focos que apuntan directamente a la alta costura, incluyendo prendas de todo tipo, pero hay algo que no tenemos en cuenta muy a menudo.

¿Cómo vestir nuestro cuello, nuestras muñecas, dedos u orejas? Una sola palabra nos aclara la respuesta a esta pregunta: joya. Como dijo Marylin Monroe en su día “Los diamantes son los mejores amigos de una mujer”. Los pequeños detalles como estos se nos escapan de las manos de vez en cuando y, a pesar de que estamos rodeados de grandes casas de joyería, nuestras miradas siempre se van a los últimos modelos que desfilan por las alfombras rojas de los festivales de cine o el estilo de las celebrities fuera de su ámbito profesional.

En Madrid tenemos muchos tesoros, y con estos me refiero a las grandes obras de arte que recogen nuestros museos. Aunque hay una pequeña galería que se encuentra en un rincón de Ciudad Universitaria que me sorprendió desde que crucé sus puertas. El Museo del Traje de Madrid y su exposición “Vestir las joyas. Modas y modelos” es uno de los planes más originales que pueden hacerse un sábado.

El ser humano ha tenido la joyería como atuendo desde el principio de los tiempos, y es que, incluso aquellos habitantes de las cavernas, adornaban sus cuerpos con abalorios de todo tipo de materiales. Según avanzaba, la sala relucía como si de el diamante más caro del mundo se tratara. Además, la poca iluminación hacía que las vitrinas fueran aún más brillantes y que aquellos complementos se convirtieran en los protagonistas de mi mañana. 


Cada momento histórico y cada lugar geográfico se veían reflejados a la perfección en la selección que los organizadores de la exposición habían hecho. Es cierto que las diferentes zonas del mundo se han caracterizado durante años por el estilo que sus gentes ha hecho suyo, aunque el tipo de sociedad que se genera en cada una de esas áreas del planeta es esencial para el desarrollo de ese estilo.

Las piezas de colección que posee el Museo del Traje salieron a relucir, y nunca mejor dicho, en una exposición que nos hace trasladarnos al pasado y poder ser testigos de los pasos que ha seguido en España el arte de hacer joyas, en el que se incluyen, por supuesto, las técnicas utilizadas en su elaboración, los materiales con los que han sido fabricadas, sus significados, su estética y la idea que le llevó al diseñador a crear ese tesoro.

Para terminar, os dejo con una nueva versión del mítico "Sparkling diamonds" de Marilyn Monroe. 


Paz Olivares. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Un diario, una vieja ilusión

A veces se descubren cosas absurdas. Cosas que creemos que a todo el mundo les parecerán ridículas, pero que para nosotros son todo un mundo. Hace unos días mi madre me mandaba un correo electrónico con un enlace en el que tenía la opción de entrar y que, automáticamente, se creaba una especie de "diario" con el timeline de Twitter. 

Hoy, sábado noche sin plan alguno, el sofá me esperaba y el ordenador me ha estado acompañando un buen rato. Y ahora aquí estoy, con una película de fondo y contándoos un rollo enorme. Lo que quiero decir con todo esto es que los diarios son algo de "niñas", pero no tengo ninguna duda de que muchos de vosotros habéis escrito alguno en algún momento de vuestra vida. 

Y es que rememorar el pasado es, a veces, un jaleo para nuestro presente, pero si lo recordamos con optimismo, los recuerdos no tienen porqué atormentarnos. De hecho, me juego cualquier cosa a que muchos de todos los que en su día fuisteis capaces de llenar dos páginas de un diario, años después, un día que estabais ordenando la habitación, apareció como por arte de magia y os sacó varias sonrisas. 

Renée Zellweger en "El diario de Bridget Jones"

A los que nos gusta esto de escribir, aunque sea de cualquier tontuna, sabemos que las ideas se evaporan como las palabras salen de nuestra boca y no vuelven nunca. Sabemos que, cuando se tiene una idea, debe ser apuntada, por más estúpida que nos parezca. ¿Por qué? De las ideas más insignificantes, han salido las mejores del mundo. 

No sé si este consejo servirá de algo, pero reflejad en algún lugar todo lo que se os pase por la cabeza, ya sean las canciones que os gustan y que nunca descargáis, los títulos de libros y películas que nunca veis ni leéis, los restaurantes en los que nunca coméis o los planes que nunca hacéis. Y todo porque simplemente se nos olvida. Porque la memoria funciona, pero a veces esos pequeños detalles que podrían alegrarnos una aburrida tarde o que podrían hacernos recordar se nos van. La memoria suele ser hábil, pero todo se puede esfumar. 

Paz Olivares.