lunes, 28 de marzo de 2011

FUTMI: EL FÚTBOL TAMBIÉN ES 2.0

 El pasado día 14 de marzo, todos los alumnos de Escritura para los medios de comunicación II de la Universidad CEU San Pablo fuimos testigos de una gran presentación.
Se trataba de una conferencia acerca de Futmi: la red social de fútbol. Lo más impactante fue que descubrimos que eran tres chicos de 21 años los que habían ideado este proyecto. Ellos son Jaime Aznar, Víctor Rodado y Pablo Ramos.

Todo empezó en el año 2007, cuando estos tres chicos estaban en 1º de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Antes de empezar con el proyecto, eran ya un equipo. Comenzaron a darse cuenta de que, al no tener ningún tipo de práctica en su facultad, tenían que hacer algo para acercarse al mundo profesional. Lo único que hicieron fue tener iniciativa propia.

Su primera idea fue que todo lo que esté relacionado con el fútbol, esté concentrado en una sola URL. Nos aseguraron que la información que utilizan es oficial, de hecho eso es lo que les diferencia del resto. La ambición y la ilusión fue lo que les impulsó a ver hechos sus sueños realidad: lo que les unía era una gran amistad y una pasión por el periodismo deportivo.

Es una página Web que reúne todas las condiciones para ser una de las redes de fútbol más visitadas de los próximos años: se puede comentar, compartir fotos, vídeos, podcasts,...  De hecho, tienen pensado crear una red de bloggers de fútbol, e incluso se está poniendo en marcha un concurso que también tiene muchas posibilidades de éxito.

Un verano entero y 22000 km les sirvieron para hacer grande su idea, pues tuvieron que convencer a 207 equipos de fútbol españoles para que les aprobaran el trabajo. El público que se metía a las redes sociales para hablar sobre este deporte era inmenso, pero no había nada en el mercado como futmi.com. Parece mentira pero, este trío de forofos construyeron un negocio y, lo que es más importante, una empresa en la que confluían amistad y ganas de superarse a sí mismos. Tres eran los elementos fundamentales que necesitaban para que Futmi fuera su realidad eran: una sociedad, es decir, necesitaban ser "algo legal" y consiguen convertirse en una Sociedad Limitada Nueva Empresa; necesitaban también dinero, que reúnen con un crédito ICO; y, por último, unos proveedores.

Después de todo lo que habían luchado, tenían que buscar un lugar de trabajo, que encuentran en una pequeña oficina en el centro de la capital; otra de las cosas primordiales era ir dando a conocer la red social, así que se deciden a crear un blog, en el que escribían todos los días una especie de "diario de a bordo". Eso sí, el bombazo fue cuando aparecieron en el programa de televisión Comando Actualidad, después del cual los espectadores se quedaron con la intriga. Si habían sido capaces de llegar a la pequeña pantalla, todo podía ser posible.

Uno de sus grandes momentos llegó cuando les comunicaron que podrían hacer su presentación oficial de Futmi el día 15 de noviembre del año pasado. "El 15-N siempre lo llevaremos en la memoria"- afirmaban los jóvenes. Antes de su cita en el Hotel Eurostar de Madrid, tuvieron muchas dificultades para asegurarse de que iban a llegar a los grandes medios de comuncación."Queríamos llorar y dejarlo todo, pero no había vuelta atrás"- señalaba Jaime Aznar.  Sin embargo, a base de contactos y de esfuerzo, consiguieron que ese día fuera un éxito total.

Después del gran día, lo que les tocaba era ponerse a trabajar en la Web. Según confirmaron, cometieron muchos errores en su primer mes de trabajo, pero encontraron una solución: la división en departamentos. Ahora Jaime Aznar se encarga del departamento de Desarrollo, Víctor Rodado del de Comunicación, y Pablo Ramos de los Contenidos.

Como conclusión, decir que una de las frases más emotivas y significativas de la conferencia fue: "Antes que compañeros y socios, somos amigos".


Paz Olivares.

martes, 22 de marzo de 2011

La primera impresión es la que cuenta.

Hasta ahora, recuerdo dos frapuccinos como el mejor y el peor que había bebido nunca. El peor me lo tomé hace unos años, en Londres. Era la segunda vez que iba a un Starbucks y ese verano había ido con mi prima Ana a pasar un mes en Inglaterra. Sí, las dos solas ante el peligro. Me acuerdo de que ese frapuccino tenía más cubitos de hielo que chocolate.
Pero, sin duda, si alguna vez me había bebido el mejor frapuccino, el que me estoy bebiendo ahora lo supera con creces. Llevamos ya una hora sentados en el Starbucks de Las Ramblas.
- Lo siento, Alicia, pero tengo que irme ya-.
- ¿Tan pronto?-.
- Hombre, llevamos aquí una hora, por lo menos...-.
- Ah, pues se me ha pasado muy rápido- le digo con cara de sorpresa.
- Hasta luego, entonces-.
- Adiós...-.

Se levanta bruscamente y se marcha, a la vez que me tira un beso. Me ha dejado desconcertada y con cara de tonta. ¿Pero qué se ha creído? ¡Eso no se le hace a una chica que acabas de conocer! Le he notado que estaba algo distante en la conversación y ahora esto. Creo que lo voy a pasar por alto, pues apenas le conozco.

Es de noche ya y miro por la ventana del salón. Las estrellas me indican que mañana será otro día radiante, o al menos eso es lo que me gustaría en mi primer día de trabajo.

EuropaFM suena y oigo que Shakira me despierta con su Hips don´t lie. Como siempre, me quedo un buen rato mirando el armario a ver qué me pongo. Me parece que lo más apropiado para hoy será un traje de chaqueta, porque, como dice cierto personaje de una de mis series preferidas "Nothing suits me like a suit". Blasier negro, camisa blanca, falda negra justo por encima de las rodillas, pañuelo de TOUS en tonos rosas, medias a prueba de carreras y botines negros. 


Pablo me había dicho que, en taxi, tardaría 10 minutos en llegar al trabajo. Pero yo creo que una no se puede fíar del tráfico, así que salgo una hora antes de casa. Por supuesto, ¿a quién le iba a pasar esto si no es a mí?. He tardado diez minutos.
No me puedo creer que en una de las ciudades más importantes y más grandes de España no haya casi tráfico. Increíble pero cierto.

Un café en el coffee shop de la esquina es la respuesta. Estoy temblando como un flan. Estoy tan nerviosa como en mi primer día de universidad. Aunque claro, el primer día de la universidad siempre tenía el consuelo de que nadie se conocía...

¿Qué me iba a encontrar en una empresa multinacional como esta? ¿Cómo serían mis compañeros? ¿Seríamos más que compañeros? ¿Tendría que trabajar mucho? ¿Causaría buena impresión? Media hora después, me levanto, me pinto los labios y cojo mi bolso. Ya estoy preparada para responderme a todas esas preguntas que me están volviendo loca.

Paz Olivares.



martes, 8 de marzo de 2011

Moulin Rouge: mucho más que un cabaret.

Quizás os esperábais la continuación de la historia de la chica madrileña, pero, mientras voy ideando cómo continuará...

Esta vez voy a hablaros de algo que me encanta: ver películas, eso sí, no películas cualquiera, sino películas que realmente merecen la pena.
Puede sonaros a algo típico, sin embargo yo quería recomendaros una de mis preferidas: Moulin Rouge.

El pasado sábado no tenía planes por la noche, así que pensé en verla una vez más en mi vida. Solo os digo que alguien conocido estuvo durante toda la película diciendo: "Es que es la pera esta película...", no digo más, ya se dará por aludida la persona.
A lo mejor pensáis... ya está: chico conoce a chica, se enamoran y fin. Aunque, en este caso no es así del todo, pues es sobre la historia de Christian (Ewan McGregor), un chico que está completamente obsesionado con el amor y que llega a la romántica París buscando trabajo.
El caso es que él nunca había estado enamorado hasta que, una noche en el Moulin Rouge, ve a Satine (Nicole Kidman), que es la estrella del cabaret.
A partir del mismo momento en el que cruzan sus miradas, sienten una gran atracción el uno por el otro.


Ewan McGregor encarna a Christian
 Christian conseguirá trabajo como escritor de una obra de teatro que será representada en el Moulin Rouge y que tendrá a Satine como protagonista.

Pero no todo es felicidad, ya que su romance tendrá numerosas complicaciones, pues el principal financiero de la obra se encapricha de la chica y se vuelve loco de celos.
Mientras tanto, los jóvenes amantes intentan por todos los medios continuar con su historia en secreto.
El resto de la historia la descubrís vosotros mismos...
 
Nicole Kidman en Moulin Rouge



Podríamos decir que son unos Romeo y Julieta ambientados en un París bohemio, en el que se defendían los ideales de Verdad, Libertad, Belleza y, por encima de todo, el AMOR.
Además hay que añadir que la película nos ofrece un gran repertorio de canciones y números musicales muy conocidos por todos.
Pero, sin duda, para mí la canción más impresionante del film es Come what may, con la que los protagonistas esconden su amor.


A pesar de que la película sea del 2001, nunca está de más volver atrás para ver, para mi gusto, una de las grandes obras maestras del cine musical.


La verdad es que, parece que fue ayer, pero hace ya dos años, en junio del 2009 fui a París por tercera vez en mi vida. Eso sí, era la primera vez que iba con uso de razón, pues las otras veces había estado eclipsada por la magia de Disneyland Paris. Fui con mi grupo de francés del colegio. La profesora nos enseñó París a la perfección y, me acuerdo de que, cuando dijimos de ir a ver el Moulin Rouge (por fuera!) a mi me hacía mucha ilusión.
Vi el Moulin Rouge y, aunque todo el mundo dice que no es gran cosa, a mí me pareció que, simplemente, había sido uno de los escenarios de una de mis películas preferidas, había sido el escenario de una película con la que había llorado la primera vez que mi padre me la puso.  
Come what may


Paz Olivares.

martes, 1 de marzo de 2011

Historia de una madrileña.

 
Hoy estreno gafas de sol, aunque espero que en el lugar al que me dirijo me sirvan de algo, porque desde luego en Madrid llueve a cántaros. Nunca me ha gustado eso de tener que viajar en avión sola, pero, en esta ocasión, no me ha quedado otro remedio que lanzarme a la aventura.

  Me pone muy nerviosa estar en el aeropuerto y ver que todo el mundo sabe perfectamente hacia dónde tiene que ir, pero yo siempre tardo bastante en situarme y en saber en qué mostrador tengo que sacar la tarjeta de embarque y facturar la maleta. 

- Buenos días, quería saber dónde está el Puente Aéreo- pregunto con voz temblorosa a un guardia de seguridad.
- Siga recto y podrá ver un cartel a la derecha-.
- Gracias-.
- Qué tenga un buen día señorita-.

Todavía me quedan veinte minutos para embarcar, así que decido sentarme a esperar y, sobre todo, a tranquilizarme.
De repente, veo que me estoy sentando encima de un chico.
- ¡Lo siento, de verdad! ¡Qué vergüenza!-.
- No te preocupes, está todo bien-.
- Es que no te había visto, estoy un poco nerviosa-.
- Tranquila. ¿Es tu primer viaje en avión?-.

Soy demasiado patosa, la verdad es que había pasado más vergüenza en otras ocasiones, esto no había sido nada. Creo que me ha preguntado algo, pero no tengo ni idea de qué es. Estoy demasiado atontada mirándole a los ojos. Tiene unos ojos verdes preciosos y una sonrisa que hace que me tiemblen las piernas mucho más de lo que ya lo hacían por los nervios.
- Perdona, ¿qué decías?-.
- Solo te preguntaba si era un viaje por trabajo-.
- Oh, más o menos. La verdad es que me mudo allí por algún tiempo-.
- ¿De verdad? ¿Y conoces a alguien allí?-.
- No, no conozco absolutamente a nadie-.
- Bueno, pues si necesitas algo, no dudes en llamarme. Aquí tienes mi tarjeta-.
Se llama Pablo y es periodista. Nos despedimos y cada uno se va por su lado.

Después de una hora, el avión aterriza y me dirijo a recoger el equipaje. Me da la sensación de que todo va a ir bien, de hecho, tengo el presentimiento de que me voy a quedar en este lugar por bastante tiempo.

Levanto la vista un momento y veo varios letreros con el nombre del aeropuerto: El Prat.

Efectivamente, acababa de llegar a una ciudad en la que no había estado nunca: Barcelona.

Hace unos meses había alquilado un apartamento por Internet, así que cojo un taxi y le doy la dirección.
No me había imaginado que esta ciudad fuera así, es enorme y es un lugar que da al Mar Mediterráneo, es un lugar lleno de color y de vida.

Ya he llegado: Paseo de Gracia, número 18.
Supongo que la casera del piso me estará esperando arriba. Subo en el ascensor y llego al quinto. Llamo al timbre y me abre la puerta una mujer de unos cincuenta años muy bien vestida y con cara de pocos amigos.
- Buenos días, ¿eres Alicia, verdad?- me pregunta mientras me recibe en el hall.
- Sí, soy yo, encantada. Tiene una casa preciosa-.
- Vaya, gracias. Espero que estés cómoda. Al final, ¿qué trabajo te han ofrecido?-.
- Bueno, en el departamento de publicidad de Custo Barcelona-.
Aunque ya había trabajado en una agencia publicitaria en Madrid, apenas tenía experiencia en el mundo profesional, pues había salido de la universidad hacía solo dos años. Sin embargo, ahora que había perdido ese trabajo, me esperaba algo totalmente nuevo, un nuevo trabajo y una nueva vida en aquella ciudad maravillosa.

Al asomarme por el balcón tengo unas vistas impresionantes. Me dan ganas de recorrerme todas las calles de ese lugar desconocido. Pero, lo que tengo que hacer ahora es instalarme y empezar a familiarizarme con la ciudad, con sus gentes y, sobre todo, con el ambiente.

Después de haber deshecho la maleta, me decido a salir a pasear por el Parque Güell y por otra de las zonas más famosas de Barcelona: Las Ramblas. Me deleito con el aroma de los puestecitos de flores que hay, y una sonrisa se me dibuja en el rostro al pasar por dos de mis tiendas de ropa preferidas: H&M y Zara.

Pero hay tanta gente que empiezo a agobiarme, así que, al ver un Starbucks, entro. Cierro los ojos y, al oler el café y las magdalenas, me acuerdo de todas las tardes que he pasado en un Starbucks con mis amigas. Vuelvo a la realidad, aunque también vuelvo a ser torpe. No me puedo creer que acabe de chocarme con la misma sonrisa y los mismos ojos que hace unas horas. Es Pablo, el periodista que vestía de traje, el chico al que casi aplasto en el aeropuerto de Madrid- Barajas. Comenzamos a hablar y me invita a un frapuccino.

No solo estoy feliz de que el destino nos haya vuelto a juntar, sino de que también he podido estrenar mis gafas de sol en una ciudad donde el sol brilla más que nunca y en la que mi historia está a punto de comenzar.


























Paz Olivares.