Queda una semana simplemente para las vacaciones más especiales y más bonitas del año. La mayoría de nosotros las pasaremos con la familia, como es típico y lógico, pero otros decidirán viajar a lugares que se transforman en esta época. Los que no nos vamos lejos, hacemos que nuestras mentes se trasladen a esos rincones e imaginamos cómo podría ser vivir unas Navidades fuera de casa.
Y como una de las cosas que más me gustan en el mundo es conocer sitios nuevos, os propongo algunos para que viajéis de verdad o que lo hagáis "de mentira". Aquí van.
París
Es una de las capitales más famosas del mundo, la llamada "ciudad de la luz" y "ciudad del amor". Así que imaginad cómo será en esta época del año, eso es, iluminada a más no poder. Uno de los ejemplos de lugar que no nos podemos perder allí es el paseo por los Campos Elíseos, la gran avenida que comienza con la Plaza de la Concordia y que termina con el Arco del Triunfo.
Es una de las capitales más famosas del mundo, la llamada "ciudad de la luz" y "ciudad del amor". Así que imaginad cómo será en esta época del año, eso es, iluminada a más no poder. Uno de los ejemplos de lugar que no nos podemos perder allí es el paseo por los Campos Elíseos, la gran avenida que comienza con la Plaza de la Concordia y que termina con el Arco del Triunfo.
Si os gustan las tiendas, lo mejor es entrar en Galerías Lafayette. Puede que los centros comerciales no sean lo vuestro, pero solo por ver la decoración, merece la pena. Y ya de paso, aprovechad y haced vuestras compras navideñas, aunque, eso sí, el precio acompaña a su esplendor.
Notre Dame es un clásico, y en Navidad no es para menos. Ir allí y mirar el gran árbol que hay en la puerta de la catedral, deja sin aliento. Por supuesto, no os olvidéis de entrar y preguntar por el Jorobado.
Y es verdad que habrá mil rincones más en los que perderse en esta maravilla europea, pero os voy a recomendar uno al que para llegar hay que salir de la ciudad. Solo os digo que yo he estado en dos ocasiones. La primera vez fui cuando tenía 9 añitos y solo pase un día allí, pero la segunda vez que tuve la oportunidad de volver, curiosamente era Navidad y fue una de las experiencias más mágicas que nunca he tenido. Y tampoco hace falta que seáis unos niños para emocionaros al encontraros a Mickey con un gorro de Papá Noël.
Londres
La capital inglesa es una de las ciudades más recomendables dentro del abanico de posibilidades navideñas. En ella se respira una mezcla de lo más moderno con lo antiguo. Puede que esa sea la razón por la que miles de turistas la eligen como destino en estos días de frío. Autobuses rojos se funden en un manto blanco de nieve cada año y hay lugares que no podríamos perdernos en una de las ciudades más cosmopolitas de Europa y del mundo. ¿Lo primero? El árbol de Trafalgar Square es uno de los símbolos de Londres en estas fiestas.
Pero si quieres rozar el cielo y disfrutar de una de las mejores vistas, el London Eye te espera impaciente. Desde allí tendrás Londres a tus pies y las luces de Navidad parpadearán ante ti a lo lejos. Una forma diferente de pasar una tarde y una manera distinta de sentir el ambiente londinense.
Antes con París fueron las Galerías Lafayette, pero en tierras británicas la opción es Harrods. Con tan solo ver la silueta del edificio, sentirás como una fuerza te atrae hacia él y no podrás evitar cruzar las puertas de uno de los centros comerciales más conocidos dentro de la historia de los centros comerciales. Una pasada donde las haya.
Laponia
Seguimos en el continente europeo, pero ahora nos hemos trasladado a los helados suelos de Finlandia.
Un lugar de ensueño, con sus pueblecitos de cuento de hadas y como si de una película de Navidad se tratase. Laponia es una región de Finlandia a la que muchos acuden por las miles de actividades que allí se organizan, ya sean impresionantes excursiones en motos de nieve o bien la visita de la zona, que no deja nada que desear. ¿Y quién se perdería un espectáculo sin igual? Pues eso. Allí el show lo controla la propia naturaleza, y es que las auroras boreales son únicas y se ven precisamente desde el mes de septiembre hasta marzo. La Navidad es la época perfecta para quedarse con la boca abierta durante buena parte de la noche.
Y aquí no acaba la cosa, sino que otro de los encantos en esta zona es que tenemos miles de visitas preparadas a uno de los lugares más soñados por todo el que siempre creyó en Papá Noël y en sus elfos. Así que, ¿por qué no le entregaríamos la carta nosotros mismos en lugar de ir al buzón de la esquina?
Nueva York
En el post anterior es verdad que ya os hablé de la Navidad en la Gran Manzana, pero no podía excluirlo de este otro. Como ya sabéis, para mi es una de las ciudades más maravillosas del mundo, llena de culturas diferentes, el lugar al que siempre quieres volver y que en toda ocasión te deja con ganas de más. Yo he sido afortunada y la he visitado dos veces, pero lo cierto es que una de mis Navidades más esperadas es la que pueda pasar allí algún día. No unas Navidades enteras, pero con cinco días como mínimo podría conformarme.
Y ahora bien, solo tenéis que imaginar que comienza a nevar y que estáis paseando por el legendario Central Park. De repente, aparece un coche de caballos que te atrae al segundo. Pues hay que subir ¿no?
Después, al atardecer, la mejor de las ideas es patinar sobre hielo en la pista del mismísimo pulmón de Nueva York. De nuevo Central Park nos ofrece un momento de película en un lugar en el que poder contemplar las miles de luces de la ciudad que nunca duerme.
Ya os he dicho que esto no es para que solo cojáis ideas si viajáis a estos sitios físicamente, sino que por un rato no está mal escapar de la típica Navidad, ¿no? Aunque sea solo con la ayuda de la imaginación.
Paz Olivares.
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